Últimamente he tenido conversaciones con mujeres y hombres que han utilizado los términos «femenino» y «masculino» como adjetivo para referirse a estilos de diseño. y se han justificado: «entiende, lo digo por imaginarnos lo visual».
Está en nuestras manos cambiar estas dinámicas (que desgraciadamente son muy habituales). y no hace falta ser grandes figuras públicas o activistas referentes para invitar a la reflexión a cualquier persona de nuestro entorno y deconstruir pensamientos que tenemos tan naturalizados.
Como profesionales de la comunicación tenemos un gran poder: si nos ponemos las gafas violetas durante la jornada laboral, podemos detectar y modificar actitudes que frenan el cambio hacia un escenario igualitario. discutir y dar recursos para hablar desde la igualdad, a mí me hace sentir parte de la lucha.
“Masculino” y “femenino” no debería ser ningún adjetivo y sustituir estos términos por otros es un ejercicio facilísimo, así como poner en práctica todo lo posible el lenguaje inclusivo.